30/1/10

MI VERSIÓN DE ROCAFUERTE

Nació en Guayaquil, de una familia adinerada, se educó en España, pero regresó a su ciudad natal, a sus raíces.

Desde pequeño su personalidad y carácter se distinguían entre sus compañeros y sus ideas y conceptos causaban la admiración de quienes lo escuchaban

En una memorable ocasión fue el único que apoyó a un padre de familia cuando este trataba de buscar justicia.

De mano dura pero corazón generoso, y lo demostró al ser un constructor por excelencia. Con su forma de expresarse, palabras, discursos, acciones, supo ganarse la confianza de los revolucionarios, despertando así la envidia de amigos que lo traicionaron y de enemigos que lo hicieron su aliado.

Con el apoyo de Flores, (en un principio su más grande adversario) se proclamó Jefe Supremo. El venezolano buscaba a alguien capaz de restaurar el país que él mismo había ayudado a destruir; no se equivocó, el Congreso nombró a Rocafuerte como Presidente.

Hombre de carácter fuerte, capaz de transformar un país que estaba destruido, especialmente por los contrabandistas, usureros, opositores

De mano dura sí, pero decía, que era la única forma de gobernar un país en el cual constantemente existían protestas, levantamientos en contra del presidente.

Crueldad al momento de tomar represalias en contra de sus enemigos y siembra el miedo en sus opositores para así evitar posibles levantamientos

Gobernó con honradez y exigió lo mismo a los funcionarios públicos. De esta forma supo ganarse la simpatía de la gente, convirtiendo sus palabras en hechos.

Impulsó obras públicas y la construcción de carreteras, algunas de éstas las pagaba con su propio salario.

Supo disciplinar al país a través de la fuerza, por esta razón algunos lo llamaron “Es una muestra del déspota ilustrado”

“No me arredra el título de tirano”, dijo Rocafuerte en una ocasión. Pensaba que la única forma de “componer” el país, era imponiendo su voluntad a la fuerza, no doblegándose.

Fusiló a muchos revolucionarios, aún cuando le pedían que no lo hiciera, sus argumentos eran que no podía mostrar compasión ni debilidad con alguien ya que de todo eso se aprovechaban sus enemigos.

No cobraba su salario mientras todos los empleados públicos fueran pagados.

Tuvo muchas oportunidades y cargos importantes, aunque a lo largo de su existencia fue fiel a los que consideraba los grandes, los mejores: EL PUEBLO.

Rocafuerte, el único presidente de siglo XIX capaz de transformar el país del desastre al progreso.

En su gobierno no libró palabras, al contrario, las evitó, aunque no en los mejores términos. No fue derrocado, entregó la presidencia voluntariamente.

Como gobernador de la ciudad de Guayaquil, combatió la fiebre amarilla de una manera extraordinaria junto con otras personas, aún con el riesgo de contagiarse, se convirtió en un enfermero más. Aplacó el dolor de la pérdida de sus seres queridos con más trabajo, no se dejó vencer.

Con actos y palabras estaba a favor de la justicia e incluso se rebela contra Flores al darse cuenta del contenido de “La Carta de la Esclavitud” propuesta por el venezolano. “Monstro político, engendro de una representación civil y corrompida”

Vicente Rocafuerte no fue un prócer de la independencia pero sí uno de los mejores, no porque estuvo capacitado profesionalmente, sino porque a pesar de esto fue un revolucionario.

No se engrandeció, sino que se hizo uno más del pueblo.